Gonzalo Vargas M.
Del 12 al 28 de febrero
Situada en un género ficticio que hemos denominado “temperamental”, Gonzalo Vargas presenta una composición cambiante e impredecible, multisensorial, intensamente emocional, que nace de las sonoridades barrocas. La experiencia nos sumerge en una atmósfera teatral que reinterpreta estímulos del pasado para plantear preguntas existenciales, donde la aproximación a lo barroco se convierte en un elemento esencial para comprender la naturaleza humana.
La obra se organiza en una serie de “relatos” contados por un ave común en los Andes —el gorrión—, quien actúa como testigo de acontecimientos históricos, retomando el vínculo entre el barroco y la naturaleza, vista como una manifestación de la grandeza y el misterio de Dios.
Si bien el universo barroco plasmado por Vargas remite a la estética tradicional del barroco —definida por su exuberancia decorativa, intensos contrastes de claroscuros, dinamismo y tensión emocional—, esta exposición se adentra sobre todo en la noción del barroco latinoamericano, teorizada por el filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría. Para Echeverría, el barroco es una estrategia cultural y de vida que ofrece una respuesta crítica a la modernidad capitalista desde las especificidades históricas y culturales de América Latina. Este enfoque se caracteriza por una forma de habitar la modernidad que rehúye sus principios totalizantes, reinterpretándolos y transformándolos en diálogo con elementos locales, dando lugar a una configuración singular y profundamente significativa.
La interpretación que hace Vargas sobre lo barroco se materializa a través de una rica diversidad de materiales como la porcelana, la cerámica, el pan de oro, el cobre, la madera, la piedra y la cera de abeja. Colores como el dorado, el plateado, el rojo y el negro, no solo aportan una intensa carga visual, sino que actúan como símbolos, estableciendo un puente entre lo espiritual y lo terrenal, lo ancestral y lo contemporáneo.
El artista integra elementos de la naturaleza para proponer reflexiones sobre lo cósmico y lo sagrado, creando un espacio donde estos convergen en un diálogo constante. Este enfoque retoma la organización del mundo a través de dualidades complementarias, un principio central en la cosmovisión andina. En Relato 9 (Hanan), alude a la dimensión superior, espiritual o celestial de esta dualidad, representando nubes como habitantes de esos espacios. Por su parte, Relato 2 (Tesla) explora los principios eléctricos mediante la bobina de Tesla, que genera altas tensiones y espectaculares descargas eléctricas capturadas en una imagen fotográfica. La obra Relato 1 (Aguacolla) destaca el valor simbólico del cactus San Pedro, considerado sagrado por su capacidad para abrir puertas hacia dimensiones espirituales.
Los patrones geométricos inherentes a la naturaleza permiten a Vargas crear composiciones que se sitúan entre lo finito y lo infinito, como se aprecia en la obra Relato 3 (Koch), inspirada en la composición fractal de la Estrella de Koch. De la misma manera, los patrones de vibración de sus composiciones sonoras se traducen en figuras geométricas y tridimensionales en la obra Relato 7 (Trino). Esta idea encuentra un amplio desarrollo visual en la obra Relato 6 (Cumulonimbus), donde Vargas alude a la imponente nube asociada a las tormentas eléctricas, retomando la figura del fractal como representación de la energía dinámica y la autosimilitud presente en diferentes escalas del cosmos, organizadas como una gran nube. Esta propuesta artística se relaciona con su investigación previa titulada El problema de la ruta más corta (2023), que explora la conexión entre la geometría platónica y el Renacimiento, pero al mismo tiempo, la trasciende para ofrecer un nuevo sistema conceptual.
Al final de la sala, un gorrión contempla las estructuras fractales mientras percibe las vibraciones cósmicas que insinúan una conexión profunda entre lo terrenal y lo espiritual. Con su canto, narra relatos barrocos llenos de misterio y asombro.
Giada Lusardi
2024
Sobre la escucha de RELATOS BARROCOS (CONTADOS POR UN GORRIÓN).
El elemento sonoro de esta exposición no es una banda sonora o una decoración auditiva de la muestra. Tampoco se trata de una traducción musical de las piezas visuales, sino de un conjunto sólido de trabajos sonoros que comparte el mismo germen que el resto de obras y que conecta a través del oído con el resto de la exhibición. Estas no son piezas secundarias o productos subordinados al conjunto visual, sino otros relatos que sólo son posibles a través de la exploración sonora y de la escucha atenta del espectador.
El gorrión de Relatos barrocos no es cualquier ave. Este es un pájaro electrónico movido orgánicamente por energía contenida en un enredo de cables y circuitos que circula por unos módulos, pequeños en tamaño, pero poderosos en sus capacidades. Es un nido hecho de componentes que permiten controlar, modificar y expandir el canto de este pájaro y es la principal herramienta que usa Vargas Maldonado para liberar su universo sonoro, tan versátil, complejo y profundo como el resto del cuerpo de su obra.
Muchos músicos y creadores sonoros llegan a encontrar su instrumento principal por tradición o por facilidad, tocando lo que tienen a la mano (normalmente una guitarra) o por imitación, buscando el instrumento de quien admiran (en el 90% de los casos también una guitarra). Pero el instrumento que Vargas Maldonado escogió, aunque tuvo antes una profunda relación con la percusión, fue el sintetizador modular. Los sintetizadores modulares son instrumentos electrónicos que tienen una historia relativamente corta, pero que han continuado su evolución en estas primeras décadas del siglo XXI y han llegado a posicionarse como uno de los instrumentos emblemáticos de la música actual. Los sintetizadores modulares no son instrumentos para el músico ocasional, para quien busca algo simple, fácil de aprender, efectivo o confiable, en el sentido de poder prever siempre lo que se va a obtener de él. Para llegar a este tipo de instrumentos uno debe tener una predisposición aventurera, es necesario tener gusto por la exploración, por el diseño sonoro, es necesario estar dispuesto a investigar, y a reaprender sus hábitos de creación.
Los sintetizadores modulares, a diferencia de otros sintetizadores, están conformados por diferentes componentes móviles intercambiables. Un sintetizador modular básico necesita de un pequeño número de módulos para sonar y un solo módulo no es suficiente para generar sonidos. Si se quiere lograr timbres más ricos, secuencias más complejas o modulaciones extremas será necesario añadir más módulos a la cadena. Pero la magia de estos instrumentos no está en la cantidad de módulos, sino en la capacidad del compositor o artista sonoro de saber combinar las piezas del rompecabezas electrónico y sacar lo mejor de ese (infinito) ensamblaje. Cada segmento puede ser usado de la manera más tradicional o en combinaciones heterodoxas alejadas de cualquier norma. Al principio estos aparatos pueden parecer muy esotéricos y confusos, como un híbrido entre tablero de control de un jet pequeño y un meccano, pero con el tiempo, cada artista encuentra su propio esquema de trabajo y los módulos óptimos para sus objetivos. Su uso puede puede presentar mucha sorpresa y desconcierto porque no hay una sola forma de producir sonidos, ni una sola forma de interactuar con los equipos. Aunque su versatilidad es impresionante no siempre es fácil encontrar lo que uno busca y cuando se encuentra algo interesante, puede ser muy difícil poder replicarlo en el futuro.
El azar y la experimentación tienen un rol importantísimo en el proceso de creación de las piezas sonoras de Relatos barrocos, pero el resultado final es sólo posible si hubo una serie de decisiones concretas y conscientes que el artista tomó en su desarrollo, sobre todo en la edición, donde era importante dar aire a cada tema y balancear correctamente las capas y texturas que los conforman. El cuidado en el paneo, ecualización, efectos y volúmenes logra que las piezas fluyan, permitiendo al oído descubrir lentamente una gran cantidad de sorpresas tímbricas y texturales. Los elementos sonoros fueron concebidos como un álbum, no como una colección de piezas sonoras aisladas, por eso el orden de los temas y las transiciones entre ellos es clave. La obra completa es un viaje único con múltiples curvas, que atraviesa diferentes ambientes con lógicas y reglas únicas.
Relatos barrocos (contados por un gorrión) requiere de tiempo y atención del público. La gran cantidad de detalles no puede ser percibida en una escucha casual y rápida, por eso recomiendo al público que tiene la suerte de explorar esta muestra, frenar un poco, tomarse el tiempo para entrar en el espacio físico y sonoro y disfrutar de todos los detalles que se presentan. Como pasa con un buen álbum, la experiencia será mejor si se escucha todo de corrido. Disfruten.
Jorge Espinosa M.
2024
Relato 7 (Trino a)
4 piezas de bronce, pan de oro, cera de abeja, piedra, madera
Medidas variables
2024
Relato 2 (Tesla)
Fotografía digital toma directa. Impresión chorro de tinta sobre papel fotográfico
107 x 72 cm
2024
Créditos:
Conceptualización, diseño obras y producción: Gonzalo Vargas M.
Curaduría: Jorge Espinosa M. – Giada Lusardi.
Masterización disco: David Acosta en Sonoriilab
Asistentes de estudio: Francesca Frucci, Anahí Minda, Fernanda Santillán
Fundición piezas bronce: FUNSA, Gabriel Orozco
Impresión tote bags: Urku serigrafía
Diseño gráfico: Adrián Balseca – Gonzalo Vargas – Pepe Avilés
Piezas en metal: Ironworks, Cromo y Níquel del Ecuador.
Prensa disco: Precision Pressing
Agradecimientos: Pepe Avilés, Juliana Avilés, Natalia Espinosa, Hugo Navarrete, Cristina Balseca, Adrián Balseca, María del Carmen Oleas, Jorge Vargas Nolivos, Jean Pierre Vargas M. Gonzalo Vargas V. Diego Fernández, Christine Van Sluys, Jaime Sánchez.
Relatos Barrocos contados por un Gorrión fue realizado gracias al auspicio de los fondos de investigación Mycelium PUCE 2024 – 2025.